Me has dejado sediento de tus letras,
de tu deseos carnales más profundos.
Ahora ese rayo ultravioleta ya no me quema,
me da placer, me eleva en tus senos hasta la locura.
Mi nieve ha salido con sonrisas de caramelo,
desbordando por cada poro colores deformes
formando un arcoiris de lujuria, con tu imagen
como Diosa.
Mis venas y pensamientos deshilan tu falda;
tus manos suaves, seducen la sangre, y esta hierve.
Mis ojos rayan en lo celestial,
esperando verte otra vez,
deseando estar en este centro de deseo
operante y desgarrador,
pero fascinante.
Ahora ese rayo ultravioleta ya no me quema,
me da placer, me eleva en tus senos hasta la locura.
Mi nieve ha salido con sonrisas de caramelo,
desbordando por cada poro colores deformes
formando un arcoiris de lujuria, con tu imagen
como Diosa.
Mis venas y pensamientos deshilan tu falda;
tus manos suaves, seducen la sangre, y esta hierve.
Mis ojos rayan en lo celestial,
esperando verte otra vez,
deseando estar en este centro de deseo
operante y desgarrador,
pero fascinante.
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